Te
cruzaste conmigo, y tu mirada aguamarina
buscó
la mía, como al descuido.
Ni un
gesto, ni una palabra
salieron
de tu cuerpo o de tu boca.
Una
simple mirada perturbadora, azul.
Jugaste
conmigo el juego de la seducción,
viste
en mis pupilas la avidez de tu propio placer,
intuíste,
al acecho, la profundidad de mi deseo
avivaste,
implacable, el fuego adormecido.
Y despertaste
en mí el diablo oculto.
Apuré
contigo el bebedizo de los dioses
Mi mundo
alrededor se hizo borroso.
Y
cuando quise regresar a la cordura
no pude
ya desprender tus ojos de los míos.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada