divendres, 1 de març del 2013

Zsa - Zsa


El vuelo de un abejorro, pesado, gordo, pertinaz. En su mente la idea no dejaba de dar vueltas, pesada, gorda, pertinaz. Un regocijo secreto, un Mefistófeles irónico y sutil, con una sonrisa de cinismo vaporoso sugería retomar la acción.
En los últimos días de Noviembre la idea de intentar escribir “en serio” había vuelto a manifestarse, concisa, fuerte, arrebatadora. La muerte de Montserrat Roig la indujo a plantearse de nuevo el ejercicio plumífero, pero el temor a que sus garabatos resultaran plúmbeos la frenó; la frenaba siempre. ¿ Y quién era ella para atreverse a emborronar las inmaculadas hojas de papel en blanco, plasmando así su impotencia de no ser Josep Pla o Saramago?
Se instó a si misma a enfrentarse con la dura realidad, dejar de fantasear y pasar a la acción “boli” en ristre. Estaba aterrada. Zsa-Zsa el abejorro insinuante, feo y lenguaraz no dejaba de zumbar. El porqué había elegido ese nombre de “coktail”, de actriz más parecida a una Gabor de Rubens que de la Fox, y a un bar vanguardisa, era un recuerdo vago de la época de enganche con la farándula nocturna, de seres solos y acongojados por el miedo. El miedo de darse cuenta, precisamente de eso, de su soledad, de la vaciedad de sus vidas. Esas vidas trufadas de litografías auténticas de Picasso, Miró y Tàpies, compradas en la ciudad condal. Zsa-Zsa...premios internacionales de diseño, todo lo que se cotizaba en la Barcelona de los 90’. Lo apreciado por los pseudointelectuales, semiprofesionales liberales y otra fauna. Gente con mundología, cultura y sensibilidad; algunos de ellos con grandes capacidades intelectuales desperdiciadas y ahogadas en los innumerables vasos de wisky, copas de cava, rayas de coca....
Noches fabricantes de interminables resacas, apagadas con otra noche llena de sed, sed de cariño y compañía. Sabía del juego peligroso de dejarse atrapar en las garras de la noche frívola, despiadada, de todos y cada uno de los días del año. Siempre iguales, que impiden vivir a luz del día y te convierten en una especie de cavernícola urbano.
Unos ojos verdes, como la canción, incrustados en un cuerpo regordete y de escasa altura, con una cercana boca carnosa de mejillas hirsutas y dientecitos como perlas sin ensartar, separados y casi divertidos. Una frente amplia, despejada en inteligencia y pelo, lacios cabellos ensortijados a unas gafas “Vogue” de concha clara, “comme il faut”. Abogado de largos cabellos, luengo intelecto e inacabable miedo. Irónico, vitriólico, a veces. Siempre ocurrente, distante y distanciador. Solo, al fin, en medio de la noche de los solos de la urbe...Zsa-Zsa. La mosca insiste. Paredes de raíz de arce, con cambios fascinantes de luz al son de la música, por medio de complicados artilugios electrónicos. Paredes en obra vista adornadas con frutas y multitud de botellería “ad hoc”. La luz envuelve, acerca y llena la frialdad de los elementos metálicos, de armaduras humanas, de distancias mil. El ambiente respira fragilidades encubiertas que no logran resistir sin perder el equilibrio. El daño emocional es límpido, profundo, hiriente.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada