ÓYEME BIEN …
Fíjate bien en lo que te digo: hoy será el último día.
Óyeme bien, escúchame y entiende el sentido de mis palabras porque hoy será la única vez que las pronuncie:
-Nunca más oiré tu tos seca al despertar y como carraspeas y escupes esos restos de saliva pringosa de tu garganta.
-Nunca más veré como te rascas esa enorme tripa, redonda de cerveza, mientras arrastras cansinamente los pies hacia el baño y tu boca se abre en un bostezo interminable.
-Nunca más oiré el gorgoteo de tu orina al caer tibia sobre la taza que has olvidado levantar, mientras que con la mano izquierda te rascas los genitales, pegajosos por el sudor de la noche.
-Nunca más te dirigirás a mi a veces en tono irritado, a veces condescendiente, inquiriéndome “nena, date prisa con el desayuno. Llego tarde”.
-Nunca más respiraré, aliviada, cuando te oiga cerrar la puerta del piso y correré ciega, nerviosa, trémula, a limpiar la casa, fregar, barrer, comprar y cocinar para ti.
Para que cuando llegues todo esté a punto, a tu gusto. Para no oir una palabra de reproche. Para no oir tus gritos y temer tu mano levantada.
-Nunca más escucharé de mis labios la palabra perdón, ni temblaré ante ti, ni saborearé las lágrimas saladas y la dulzor de mi propia sangre.
-Nunca más me tomarás como un trofeo, borracho de alcohol, de codicia, de rencor y de amargura.
-Nunca más sentiré tus manos en mi cuerpo, ni lloraré en silencio, arrepintiéndome de actos que no he cometido y prometiéndote imposibles que no puedo cumplir.
-Nunca más temeré por mis opiniones al ser solicitadas y tampoco por mis irritantes silencios.
-Nunca más temeré por mi vida …
Porque el tiempo del terror ha pasado.
Porque no se puede temer la libertad.
Porque no me quedan lágrimas por llorar.
Porque ansío el descanso.
Porque deseo la paz.
Porque no me debo a nadie.
Porque aún tengo voz. Débil, cansada, triste, casi olvidada, pero voz, al fin y al cabo.
Porque ya no te temo. Teme tu, por ti. Por lo que no eres, ni nunca has sido, ni nunca serás. Por el ser en que te has convertido.
Esta mañana, cuando desperté, el dinosaurio todavía estaba allí pero, óyeme bien, escúchame y entiende el sentido de mis palabras porque hoy será la única vez que las pronuncie.
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Sólo una cosa, Carme: me gustaría haberlo escrito yo!!!
ResponEliminaM'has posat els pèls de punta i el trobo BRUTALMENT ESCRIT.
ResponEliminaMagnífic!!!!
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