Odio el
frío afilado que corta mi respiración, cuartea mi piel, sangra mis manos, embota
mis dedos, entumece mis piernas, cala mis huesos como lluvia ligera, constante;
se filtra en mi cerebro, paraliza mi corazón.
Frío
testarudo, encarnizado, tirano.
Frío
cruel, áspero, indiferente.
Anhelo
ardientemente
El
cuerpo tibio que se adhiera a mi cuerpo y me dé su calor.
Las
manos suaves que acaricien mis temblores.
Los
pies que calienten mis pies, tan ateridos.
Los
labios que eviten mi dar diente con diente.
La
manta que abrigue mi soledad, tan fría.
La
cama, tantas veces soñada,
que
acoja mi cuerpo, casi inerte.
La casa
que me proteja de las noches sin luna.
La tumba
que abrace, por fin,
lo que de mí quede.
Concha
Osti, Concha...que pasada...tengo todos los pelillos de punta!!!!
ResponEliminaQue bien dicho, que hermosura, como suena de bien tu castellano puro y cristalino, y lo que dices, duro como el hielo aderezado con melocotón de terciopelo.
Lacerante pero bonito.
ResponElimina