Azares
El azar
rige el mundo. Fernando Manrique y
Federico Mariné nacieron el mismo año, el mismo día, a la misma hora. A los
tres años coincidieron en la misma ciudad, la misma escuela, la misma clase.
Sus vidas recorrieron la misma senda. Aunque con resultados muy distintos. No
podía haber dos personas más diferentes. Fernando era orgulloso hasta límites
insospechados, Federico tenía tan poco orgullo que rayaba en el servilismo.
Desde pequeño, Fernando miraba al resto del mundo con una indiferencia glacial.
Los castigos y bofetadas no le hacían echar ni una lágrima. Apretaba dientes y
puños y pensaba “ya verás cuando yo sea mayor y tú seas viejo”. Federico con
gestos melosos y palabras dulces se ganaba los perdones y conseguía las
caricias. Durante varios años sus caminos divergieron. Fernando Manrique fue un fracasado. El éxito
persiguió –y encontró – a Federico Mariné.
Sin
embargo, una vez más, el azar volvió a reunirlos: murieron los dos en el mismo
lugar, el mismo accidente, la misma noche de niebla. Nadie fue capaz de saber
quién era quién en aquel amasijo de hierros. Sus cuerpos, incinerados, flotan
hoy en el mismo mar.
Esa guadaña que a todos nos iguala!
ResponEliminaDurillo...ostras!!! El cambio de letra, ex profeso? Impactada, me has dejado , impactada...
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