Y este es el último "deber" del tallercon Nora Almada. (Como siempre lo mejor las compañeras). Teníamos que escribir un recuerdo digamos autobiográfico.
RECUERDO
-¡Castigada! ¡Ahora mismo a la capilla! Y hasta que yo diga!
¡Acompáñala no se nos vaya a perder por el camino!
Son las ocho de la noche. No sé muy bien qué he podido hacer, siempre me castigan a mí porque con Isabelita no se atreven. Les planta cara y protesta y protesta. Yo no, yo callo y obedezco con la cabeza gacha.
Arrastro los pies por las escaleras y cuando llego a la capilla abro la puerta procurando no hacer ruido. Las velas que hay a los dos lados del altar iluminan como fantasmas este espacio con olor a cera, a incienso y a oscuridad triste.
Dos filas de tocas negras en los primeros bancos, arrodilladas. Pasa el tiempo. Me aburro. Mi ángel malo me dice cosas al oído. ¿Dónde está mi ángel bueno? Yo le llamo pero no aparece. Las manos se me escapan y empiezan a acercarse despacio, despacio, al velo de Sor María, Sor Josefa, Sor Inés. Unos dedos que han dejado de ser míos agarran las puntas y empiezan a hacer nudos con ellas. Llevo ya anudadas casi todas, cuando mis trenzas parecen querer salir volando de mi cuero cabelludo. Un “ay” doloroso se escapa sin querer de mi boca. Las tocas no se giran. Siguen hablando en silencio con su amado.
-Ven ahora mismo conmigo al despacho de la directora, oigo decir. Y sé que no es mi ángel bueno quien pronuncia estas palabras.
Concha
Veo que has cuidado mucho el detalle. El otro día oí a una escritora (Núria Fonellà -o algo así-) que recomendaba describir "los detalles" para obtener un resultado más natural/real.
ResponEliminaMe ha encantado, por sencillo y llano. Me recuerda una película de Buñuel... parece que veo la escena y se inicia una trama de la España de entonces (que bien podría ser la de ahora). Qué gusto!!
ResponElimina