( Los escritos de Elena me han hecho pensar en unos Exercices de Style que hice el año pasado imitando -mal- los de Queneau. ahí van. El 1º es el texto de partida.)
Queneau
Exercices de style
Plaza Martorell. 20 horas. Hombre joven, pelo largo negro, abrigo azul desastrado, sentado en la hierba con tres bolsas sucias de plástico. Se levanta, tira el contenido de un bote de cristal de zumo por la rejilla del alcantarillado. Se esconde tras una columna bajo los soportales y, vigilando las bolsas, mea en el interior del bote de cristal vacío. Se queda un rato allí, apoyado en la columna, sin dejar de vigilar las bolsas.
(ampuloso)
En el ágora nominada por el común Martorell, en el instante en que el cuadrante toca las ocho postmerídiem, un mortal, bulbo piloso prolijo y fosco, gabán lapislázuli zancajoso, huella con su cuerpo la tierna gramínea sobre la que ha superpuesto un trío de percudidos recipientes de materia flexible. El mortal alcanza la vertical y traspasa el líquido exprimido gasificado desde una vasija de cuello recogido de materia transparente y quebradiza hasta el conducto subterráneo que recoge las aguas llovedizas - y las fecales- y, sin cortarse un pelo, oculta su anatomía detrás de una pilastra vertical cilíndrica que contribuye a conformar un semiclaustro porticado, y comienza a emitir de su órgano urinario un líquido dorado y cantarino, manteniendo a vista de ojos el trío de recipientes de materia flexible, percudidos.
(auditivo)
¿De dónde surge esa música súbita y furiosa, si en esta plaza no hay fuente cantarina alguna? Dong, dong, dong… Las ocho campanadas del reloj. Miro de dónde viene la música celestial y mis cuerdas vocales se transforman en las cuerdas de un violín que producen una carcajada sonora. Un joven de melena negra y larga, con un abrigo tieso de puro sucio, sobre el que se podría interpretar en rasgueado las Noches en los jardines de España, aparece arrastrando los pies desde detrás de una columna. Ras, ras, ras, un pie detrás de otro. ¿Qué lleva en la mano? Un bote de cristal transparente, en el que pueden verse las notas musicales que produjeron al caer en chorro la música celestial. Antes de llenar el bote de cristal, había vaciado su contenido primigenio vertiéndolo en una alcantarilla. No se oye nada de lo que debe de haber en sus tres bolsas de plástico, llenas a rebosar.
No tengo palabras primera espada!
ResponEliminaImpresionante, muy buenos...Pobre Queneau!!!
ResponEliminaQuizás os he inducido a error: el texto de base no es de Queneau, es un ejercicio de una compañera de otras escrituras (OULIPO, y a partir de ese texto, teníamos que "imitar" a Queneau. Espero haberlo aclarado, si confusión había.
ResponEliminaComo siempre, con retraso, mi pobre contribución aporto.
ResponEliminaNo és solo aprobación, sino pasmo
lo que mi corazón alberga.
Y, cuanto más pienso en ello,
con mi mísera consciéncia,
más incapaz me veo
de igualar tanta sapienza !!!
Molt bo, Carme!!!!
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