Un encuentro estimulante me reveló que el mundo literario me estaba esperando.
Alejada de la creación en favor de la técnica me dispuse a dormir esa noche con uno de mis libros de cabecera: Las mil mejores poesías de la Lengua Castellana, o algo así.
Mis ojos se pasearon por tantos y tantos poetas muertos, que por cierto alguna poesía se podía haber enterrado con ellos, cuando de pronto dos versitos empezaron a moverse:
A mis soledades vengo,
de mis soledades voy
De pronto caí en la cuenta que mi memoria vital había almacenado los versos en el mismo orden pero distinta disposición:
De mis soledades vengo,
A mis soledades voy
Y el resultado es muy pero que muy distinto.
Estupefactada procedí al análisis sintáctico (O Pral) (O Sub) (CRV) etc. que poca luz me dió, ya que lo verdaderamente bonito era descubrir que el poeta no estaba estancado entre soledades como yo pensaba, sino que estaba en movimiento. Y este nuevo significado me ha reconciliado con ese mundo, al menos por unas horas.
A mis amigas vengo,
de mis amigas voy
Como de costumbre, superoriginal y especial. Es increíble cómo cambian las cosas sin apenas cambiar nada.
ResponEliminaGràcies.
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